jueves, 27 de mayo de 2010

miau

Encajo su vista en la diminuta rendija que quedaba en la jamba de la puerta y entornó los ojos para ver con mayor claridad.
La estancia que había al otro lado era amplia y luminosa. Tenía las paredes de papel pintado de un ocre terroso muy desagradable y el suelo de madera barnizada. Los muebles, de mimbre lacado en blanco, estaban tapizados con un tejido anaranjado tan desgastado por el sol y por la luz, que había comenzado a trasparentarse y el entramado de los hilos ya era más que visible (incluso en la distancia desde donde ella lo observaba). Había plantas por todas partes; plantas de esas que no dan flores pero son de un verde intenso que haría parecer alegre cualquier estancia, aunque estaban tremendamente descuidadas y hacía tiempo que no lucían de ese color. La estantería estaba llena de libros, y desde la balda más elevada una muñeca de pálida tez, parecía devolverle la mirada con su ojo izquierdo mientras el derecho (ambos eran de cristal) quedaba cegado y proyectaba un topito de luz sobre la puerta (aunque esto ella no lo sabía, ya que por prudencia, permanecía al otro lado). Parecía la sala de estar de una de esos apartamentos de la costa californiana en los que el salitre levanta la pintura de las paredes exteriores, pero ella estaba muy lejos de la costa, más aun de California y aquel lugar, por alguna razón que todavía le era incógnita, invitaba poco a permanecer en el, era más bien (y a pesar de su aspecto) un lugar de paso.
Entre toda esta observación, bastó el sigiloso acercamiento de un gato chatreux para asustarla hasta el punto de cortarle la respiración.

domingo, 23 de mayo de 2010

cactoo

Se adapta a cualquier situación; acumula provisiones para los momentos de escasez; arrastra la fama de vivir a la defensiva, pero nunca ha atacado a nadie que no hubiese invadido su espacio vital y sobre todo trabaja, para en ocasiones como hoy mostrar por fin una esplendorosa flor que ha cultivado durante 365 días y que dejará morir en menos de 24 horas. A ella, como al cactus el trabajo le merece la pena.

jueves, 20 de mayo de 2010

perlas


Hacía algún tiempo que pensaba en la formación de las perlas y últimamente parecía como si alguien se hubiese empeñado en recordárselo hasta la saciedad. La narración omnisciente de esta historia, le parecía carente de interés y de una pretensión bucólica que le producía el más profundo de los rechazos.
Un grano de arena que se introduce fortuitamente en un animal bivalvo que segrega nácar hasta cubrirlo formando una apreciada joya. Tiene claro que es una historia de corte disney, en la que se omite que el grano ha sido engordado a base de revestirlo de algo que le resulta ajeno y la ostra que permitió y fomentó arduamente la formación de un cuerpo en su interior acabará siendo forzada para la extracción de la joya. La miseria y la riqueza acostumbran a prodigarse por los mismos relatos.
Tampoco le pasa por alto que, las que en un ejercicio eufemístico son denominadas perlas «naturales», resultan ser en un porcentaje altísimo perlas cultivadas. ¡Ay de aquellos que se dedican a introducir a la fuerza micro esferas de nacar en las ostras! U obtienen joyas perfectas u ostras rebotadas.

martes, 18 de mayo de 2010

ida y vuelta

«El que sólo busca la salida no entiende el laberinto. Aunque diese con ella y lograse salir, lo haría sin haberlo comprendido»
José Bergamín

Estaba fascinada. La energía ajena invertida en según que actividades se le contagiaba a una velocidad pasmosa y, aunque miraba con recelo a la práctica totalidad de los parlantes (lo hacía con mucho más motivo con aquellos que no hablaban) y no compartía un enorme porcentaje de lo escuchado, aquel círculo de personas suscitaba en ella una curiosidad que no le resultaba extraña, pero ya comenzaba a dar por perdida. El descaro le parece una actitud poco aconsejable pero tremendamente atractiva y lamenta que sea un rasgo tintado de cerrazón (en ocasiones convencional) y abocado a la falta de respeto.
Esta situación le permitía además deleitarse contemplando los las maniobras de la mente humana cual coreografía enmarcada en la más depurada de las disciplinas de la danza. Ya le habían advertido que desplazar la mirada era una forma de resituación y aunque en el fondo era algo que tenía relativamente integrado, nunca hasta hoy había sido tan consciente de ello. Por alguna razón que sólo ella conoce (aunque yo crea que es intuible) le han entrado repentinas ganas de ponerse a escribir.

jueves, 6 de mayo de 2010

había caído el telón, fin del acto comunicativo


No lo entiende. No puede explicarse cómo ha llegado a producirse, y siente que la situación tiende a agravarse sin que pueda evitarlo.
Le parece que fue un comentario fuera de tono y de lugar, y a ratos incluso se consuela pensando en la falta de elegancia que comporta un enunciado de esas características, pero eso es solo una forma de consuelo y siempre acaba por volver al desconcierto inicial, que la lleva a interrogarse sobre cual es la reacción más pertinente ahora.
¿Se puede vivir ajeno a los feedbacks recibidos? ¿Es sano?
Tiene claro que la comunicación se basa en un esquema que ahora está quebrado, omitirlo le ayudaría a recomponer su ego herido, pero es evidente que no es la solución más adecuada. Ha comprendido que en efecto «todos los caminos llevan a Roma», pero ya ha visto el coliseo, ha paseado por el barrio judío, la pizza empieza a resultarle pesada, el tour por las escenas de Fellini no está mal en inicio, pero ya conoce esos lugares mejor que el propio director y la propuesta de instalarse en la Piazza Navona le resulta del todo excesiva. No hay capacidad de agencia porque todos los caminos acaban allí, pero anhela el norte cada vez con más urgencia.
Lo que más lamenta es que su protagonismo no demandado acabó por teñir lo colectivo de individualidad. Con el trabajo no se juega.

domingo, 2 de mayo de 2010

exceso

Más es siempre más, pero no siempre el exceso es positivo. También el condenado a muerte cena de forma opulenta la noche previa a su ejecución.