domingo, 21 de marzo de 2010

posición

Había llegado el momento de que hiciese formalmente una declaración de intenciones. Quienes la rodeaban, se dividían entre los que ya la tenían y la exhibían de forma prolífica y con orgullo, y aquellos que a pesar de no tenerla, no parecía suponerles un problema conseguir una. Ella sin embargo, está preocupada. No sabe muy bien por qué, pero todo lo que le cuentan le suena a excesivamente trascendental. Es por esto que no le interesa, pero tampoco deja de interesarle y en ningún caso descarta intentarlo.
La estructura en la que sostenía sus pensamientos y conjeturas tiene cada vez más grietas, pero abandonar las tres cosas (estructura, pensamientos y conjeturas) comienza a darle igual. Tiene claro que está de mudanza.

miércoles, 17 de marzo de 2010

des-fer

Este es uno de esos e-mails que podrían no enviarse, y aún diría más, es uno de esos que solo se envían porque las sonrisas, aunque baratas son escasas...

Hola chicas y Joan,

Esta mañana, justo al levantarme, una canción ha aparecido nítidamente en mi cabeza, la he tarareado en la ducha, y la he escuchado durante el desayuno... ahora no se bien si se trataba de un acto premonitorio o más bien de una nube gafe que me ha sobrevolado a lo largo de todo el día.

La canción era una clásico de Donatella Rettore y, por otro lado, una melodía del todo inusual en mi.

Hores d'ara la propongo como banda sonora de la exposición, esperando que en algunos años, al intuirla en el hilo musical de unos grandes almacenes, sonriamos recordando lo pánfilos que éramos.

Dammi una lametta che me taglio le vene...

lunes, 15 de marzo de 2010

re:

Estaba preocupada e inquieta. Creía y quería creer a su amiga cuando le decía que fuera de aquel lugar nadie le conocía, y mucho menos tenía en cuenta sus opiniones y criterios. Ella la animaba recordándole que los proyectos de vida son carreras de fondo, y que el tiempo podía acabar jugando a su favor, que conocía bien la estructura y que sabiendo la situación de las grietas que la hacen precaria podía acabar invirtiendo los roles en la trama. Aquello era cierto, pero en el fondo ambas sabían que aquello tenía más de utopía que de realidad.

lunes, 8 de marzo de 2010

mesa para dos

Si piensas lo que pienso que estás pensando, ni tan siquiera lo pienses.
nivel 13

domingo, 7 de marzo de 2010

el primer cromo del álbum

Hacía algunas semanas que pensaba en recuperar una figura que le parecía, cuando menos, entrañable. Había escuchado el compte corrent de Joan Barril durante algo más de un año, cada día, justo antes de ir a dormir, y ese acto había despertado en ella una inocencia que había perdido no sabía cuándo o dónde y que poco tenía que ver con las historias que Barril contaba.

Hace unas horas ha pasado a recoger a una amiga por la residencia en la que vive temporalmente. Allí, en una biblioteca que más parece comedor, ha ojeado los lomos de unos libros cuya utilidad parecía haber sido reducida a la función de ejercer peso (en el sentido más literal) sobre materiales diversos a fin de aplanarlos, ha tomado uno firmado por Joan Barril y lo ha metido discretamente (con toda la discreción que su inexperiencia en estas lides le permite) en su bolso. Ha salido de la residencia con su amiga y han ido a cenar.

Durante el postre le ha confesado el hallazgo y la travesura y juntas han descubierto que se trata del diario correspondiente al año en que ambas nacieron.

Inmediatamente ha buscado una fecha: 1/11/1987. A estas alturas para quienes la conocen, la pregunta que se hacía es obvia: ¿que pensaba Joan Barril el día que yo nací?

La respuesta es un tortazo al ego que la había dominado, pues excepcionalmente el diario se volvía semanario, y los días trascurridos entre el 30 de octubre y el 6 de noviembre no fueron registrados. Al menos al día 13 de octubre (día en que su acompañante nacía) si le corresponde un relato que, como es habitual en Barril es capaz de hacer que la poética y la política sean una misma cosa que nadie dudaría en llamar literatura.

viernes, 5 de marzo de 2010

la mirada escultórica de Gustav Klimt

"Cuando una cosa merece la pena, incluso merece la pena hacerla mal"
Gilbert Keith 

martes, 2 de marzo de 2010

El día en que la fe y el sexto pecado decidieron repartirse las tareas...

La cabeza no paraba de darle vueltas. Llevaba unos días haciéndose preguntas cuya respuesta solo conocería a través del tiempo, y era consciente de ello. Sabía que era el momento de tomar decisiones, que se enfrentaba a un ahora o nunca y que estas situaciones a menudo habían desembocado en un enunciado condicional. Todo esto hacia que le doliesen las cervicales y que en los últimos meses un peso fuese acumulándose sobre sus hombros descendiendo lentamente por su brazo derecho hasta la mano en épocas de intenso trabajo. La desesperanza era en su caso, lo único capaz de aliviarla.
Preocuparse no merece la pena, bastó con despertar en ella una envidia que permanecía aletargada en su interior para que comenzase a moverse. Ahora ha empezado a escribir un blog que difícilmente llegará a ser lo que es aquel que la incitó a escribirlo, pero este hecho no la apena. Ella siempre prefirió ser lectora.
Dicen que la fe mueve montañas, pero solo la envidia es capaz de mover personas.