lunes, 26 de julio de 2010

sábado, 24 de julio de 2010

bienvenida

Llevaba un pantalón estampado y una chaqueta de tweed que conjuntaba a la perfección con el vestido de la recepcionista. Al entrar al local, la maleta que arrastraba se quedó enganchada en la moqueta que cubría el suelo (hubiese preferido no reparar en aquella moqueta) y su respuesta en forma de ladrido no pudo ser más contundente.
Aquel tipo le resultaba fantasmagórico; un a medio camino entre la viva imagen del maníaco suicida standard y un estrella de rock que, en sus horas bajas, se aferra a la construcción de un ser histríonico como tabla de salvación. Pelo rubio platino engominado, mejillas hundidas que dejan a la vista unos huesos malares excesivamente redondeados, expresión desencajada y tics nerviosos doquier.
Ella se acercó titubeando e intentando disimular el temblor de sus piernas, pero el verdadero terror no le llegó hasta mirarlo a los ojos. En su mirada azul profundo de ese que evoca el mar sólo pudo ver la condena al naufragio.

lunes, 12 de julio de 2010

rojo



Todo el mundo grita pero si todos gritan y todos gritan lo mismo ¿para que gritar? no queda nadie que no lo sepa.

Nunca antes este color tuvo connotaciones tan nefastas. Siempre y en todo hay quien hace a pelo y a lana...

viernes, 9 de julio de 2010

menaje


hasta su taza sabía que estaba en lo cierto...

domingo, 4 de julio de 2010

ser pertinente

Llamó a la puerta y entró en la habitación.
El acto de hablar desde la cama, considera, siempre ha tenido extrañas connotaciones, pero en este caso el significado denotativo era de una potencia tan extraordinaria que dificilmente sería superado. Junto a la ventana una figura yacente gritaba aclamando la maternidad en cualquiera de sus formas. La voz estomacal de aquella mujer se colaba hasta lo más profundo de los huesos de quienes escuchaban y eran muchos, ya que cada uno de sus gritos recorría el interminable pasillo que conducía al mostrador de control; y su voz no superaba ni por asomo la intensidad de la mirada que lanzaba desde unos ojos caídos, cansados y prácticamente sin pestañas.
Cuan lamentable le resulta esta segunda infancia a la que se ven avocados los humanos que no saben ver la pertinencia de la muerte.

viernes, 2 de julio de 2010

contusión

Hoy ha vuelto a casa.
No se trata de volver a la ciudad en la que nació ni de ver a su familia. No va de reencontrarse con amigos de la infancia, ni de ver los paisajes que le resultaban habituales hace algunos años, ni de volver a dormir en una cama “de 90”. No se trata del acento, ni del idioma, ni del ritmo de la circulación (ni la suya, ni la de la ciudad). Tampoco es la comida casera, ni la luz grisácea, ni el sonido de los gallos de buena mañana. Todo esto sucede, pero sólo el olor a yodo le permite volver a casa.