domingo, 4 de julio de 2010

ser pertinente

Llamó a la puerta y entró en la habitación.
El acto de hablar desde la cama, considera, siempre ha tenido extrañas connotaciones, pero en este caso el significado denotativo era de una potencia tan extraordinaria que dificilmente sería superado. Junto a la ventana una figura yacente gritaba aclamando la maternidad en cualquiera de sus formas. La voz estomacal de aquella mujer se colaba hasta lo más profundo de los huesos de quienes escuchaban y eran muchos, ya que cada uno de sus gritos recorría el interminable pasillo que conducía al mostrador de control; y su voz no superaba ni por asomo la intensidad de la mirada que lanzaba desde unos ojos caídos, cansados y prácticamente sin pestañas.
Cuan lamentable le resulta esta segunda infancia a la que se ven avocados los humanos que no saben ver la pertinencia de la muerte.