sábado, 7 de agosto de 2010

cordar

Hoy, inmersa en el final, se ha puesto a recordar el inicio. 
Manos agitándose y un bache que en aquel momento le pareció que nunca volvería a hacerla tambalearse. Una ranchera cargada hasta los topes (sobretodo de recuerdos) cruzaba el puente de la Unión dejando atrás un skyline de sobra conocido y alguna cosa que se movía dentro de él. Le hubiese gustado que Springsteen pusiese la banda sonora de ese momento -eso le permitiría recordarlo con más ternura y sobre todo con más dignidad, y quizá incluso al hacerlo mostraría esas arruguitas que parten del rabillo del ojo cuando se sonríe sinceramente- pero lo cierto es que sonaba La oreja de Van Gogh y en aquel momento no le importó demasiado.
Ese, el primer trayecto, fue muy largo y aquel coche pasó la noche en un depósito de la grúa municipal. Acaba de recordar que la necesidad de olvidar es lo único que siempre olvida.