viernes, 10 de septiembre de 2010

objetivo

Se pregunta si el deseo de ser presa es un sentimiento común a todos los cazadores o sólo una característica dominante en los que ella conoce. Correr desbocado en la naturaleza con la sensación de ser perseguido, sentir cómo la adrenalina recorre el cuerpo con cada disparo, desear que la bala pase tan próxima a la piel que puedas sentir la onda de aire que se desprende a su paso para continuar corriendo, esta vez, mientras una media sonrisa se dibuja en el rostro...
Si así fuese no podría volver a mirar a un cazador del mismo modo. Entre el sadismo y la frustración de un masoquismo patético hay una brecha insalvable.